La economía y la sociedad de Hispania


La presencia de comercio romano en la iberia influye notablemente en las relaciones y en la organización de sus pobladores.
Una forma económica propia del derecho romano es la posesión y propiedad de la tierra. La tierra puede ser de propiedad privada o bien de propiedad estatal.
Las tierras conquistadas son consideradas como “ager publicus”, es decir, pertenecientes al pueblo. En la mayoría de los casos, se alquila o reparte entre colonos. Luego de un tiempo, las tierras arrendadas pasan a ser tierras en propiedad.
El estado romano se reservaba el derecho de propiedad sobre algunas tierras un ejemplo claro, son las minas.
Durante la época del Imperio, el patrimonio del emperador guarda una estrecha relación con las propiedades estatales y muchas confiscaciones que se ordenan tienen por objetivo, incrementar su goce de beneficios y recursos.
Con la fundación de colonias y municipios se realiza un reparto de tierras que constituyen la base de la economía de la vida urbana. La distribución de la tierra dentro de los límites de la ciudad se regía por normas estrictas y era la condición necesaria para la unidad política y económica.
Al igual que en otras provincias del imperio, en España existen los latifundios que son propiedad de la clase senatorial. Los dueños las explotaban con esclavos o libertos.
A medida que pasa el tiempo, el emperador cuidad con mayor ahínco sus dominios y la administración de los mismos quedan a cargo de funcionarios.

Sistemas de producción durante la época romana

Al igual que en otras partes del mundo antiguo, en Hispania se puede encontrar el trabajo libre y el uso de esclavos.
Industria textil: en casi todas las ciudades de Hispania existen talleres artesanales en donde se fabrican mercancías que son vendidas dentro de la misma ciudad. Estrabon afirma que las lanas béticas son muy valoradas por su calidad.
Fundiciones: a lo largo de la península existen fundiciones de importancia pero las de Toledo son las más destacadas y famosas. Siendo las espadas decoradas con oro y plata su producto más codiciado.
Comercio: el comercio se desarrolla debido a la necesidad de contar con ciertos artículos. La llegada de comerciantes de Roma queda probada con el hallazgo de monedas romanas en territorio ibérico. Durante las épocas de paz, los mercaderes se convierten en prestamistas y arriendan servicios. En los últimos años de la República, una parte importante de la producción se destina a la producción agrícola, minera e industrial. Se organiza de esta manera una empresa de producción, transporte y distribución.
Como es de esperar, los centros de exportación más importantes son los puertos de la zona meridional: en Bética se encuentra la mayor cantidad de personal y riqueza.
Uno de los principales destinos de los productos ibéricos es la Galia.
En cuanto a importaciones, los objetos que se destacan son los de lujo. Restos arqueológicos de los mismos se encuentran en zonas donde la romanización fue realmente intensa.
Con el comercio romano, llegó la introducción de la economía monetaria. Aunque los griegos y los cartagineses ya habían llevado monedas a la región es Roma la que se encarga de realizar la primera acuñación de monedas y es la primera que se realiza fuera de la Gran Urbe.

moneda romana
Moneda romana

Las primeras monedas poseen caracteres ibéricos; siendo las más antiguas conocidas en Hispania los dracmas que circularon hasta el año 250 a.C. Esta dio paso a otra serie de dracmas que se utilizan hasta el siglo Il a.C. Durante la guerra contra Sertorio, se acuñan monedas para conmemorar los acontecimientos importantes o para pagar a los legionarios.
Al igual que en otros sitios, el uso de la moneda viene aparejado por la implementación de la vida urbana. Pero en el mundo antiguo, la posesión de tierras es sinónimo de riqueza.
Para resumir, se puede decir que durante la época de la república y del Alto Imperio se impuso en Hispania la forma de vida romana entre lo que se incluye la economía de Roma. Las ciudades toman un papel de gran importancia y son un foco de romanización.

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